Los bautizos suelen ser eventos cargados de simbolismo, pero muchas veces se limitan a un guion clásico. Para quienes buscan dejar una huella distinta, la idea de la cápsula del tiempo se presenta como un gesto emocionante y lleno de significado. Consiste en reunir mensajes, objetos y recuerdos que acompañarán al bebé, guardados en un recipiente especial que se abrirá cuando cumpla 18 años.
Cómo crear la cápsula
El proceso comienza invitando a familiares y amigos a participar. Cada uno puede escribir una carta con consejos o deseos. Otros pueden aportar objetos representativos de la época: un periódico, una fotografía grupal o un dibujo hecho por un hermano. Todos esos elementos se guardan en una caja o cofre resistente que permanecerá sellado hasta la mayoría de edad.
La ceremonia del bautizo adquiere así una segunda dimensión. No se trata solo de celebrar la llegada del niño, sino de construir un mensaje colectivo hacia su futuro. Saber que dentro de casi dos décadas ese joven abrirá un cofre lleno de recuerdos convierte el acto en algo trascendental.
Un gesto que une generaciones
Además, la cápsula genera interacción entre los invitados. No es lo mismo firmar un libro de recuerdos que escribir pensando en el futuro. Esto invita a reflexionar y a dejar palabras sinceras. Una variante interesante es complementar la cápsula con un vídeo en el que los invitados dejen mensajes grabados. Imagina la emoción de ese joven viendo a familiares que quizá ya no estén presentes transmitiendo cariño desde el pasado.
Un bautizo con cápsula del tiempo no solo sorprende por su originalidad, sino que aporta un nivel de profundidad que trasciende lo festivo. Es un regalo emocional que une pasado, presente y futuro.