Están de moda! 5 razones para entender el éxito de las bodas pequeñas con encanto

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Darse el «sí, quiero» en petit comité vuelve a estar de moda, y las razones son varias: costes más reducidos, etiqueta flexibilizada, ceremonia más íntima y familiar, etcétera. 

Las bodas pequeñas con encanto son el último grito del sector nupcial no sólo en España, sino también en el resto de Europa. Con listas de invitados de quince a treinta personas, las micro weddings animan a disfrutar con recogimiento del gran día, en entornos recoletos y arropados por los amigos y familiares más cercanos. La idea de incluir a todos los miembros vivos del árbol genealógico o de la orla universitaria no es aquí bienvenida.

Este tipo de ceremonias son un punto medio entre las bodas tradicionales y las elopement weddings y, como descubriremos en las siguientes líneas, presentan beneficios más que evidentes.

Por qué celebrar una boda pequeña e íntima es tan popular

Reducidos costes

Organizar una boda sencilla es una decisión inteligente desde un punto de vista económico: los gastos derivados de una ceremonia para cien o doscientas personas no son comparables a los de una boda íntima para 15 ó 20 personas, donde se abaratan costes como el cáterin o la reserva de fincas y restaurantes. No sin razón el coste medio por invitado —que varía de una comunidad autónoma a otra, desde los 108 euros de Andalucía hasta los casi 230 euros de Navarra— es una métrica ampliamente utilizada para estimular el presupuesto necesario para celebrar un evento nupcial.

Cercanía y afinidad con los invitados

Las bodas íntimas con pocos invitados aseguran una mayor conexión y afinidad con los invitados, la sensación de estar no sólo entre familiares, sino también entre amigos y personas de confianza. Por el contrario, una ceremonia masiva supone un aluvión de caras desconocidas que pueden impedir que los novios se sientan a gusto en el día más importante de su vida.

Aumento de las sedes disponibles para celebrar

Las ceremonias nupciales al uso conllevan una aparatosa puesta en escena y la necesidad de atender y dar acogida a cientos de personas. Estos y otros requisitos limitan la variedad de sedes disponibles para celebrar el evento. En contraste, las fincas y restaurantes para bodas pequeñas que pueden encontrarse en el mercado son más numerosas y asequibles. La decisión de celebrar una boda pequeña amplía, así, el abanico de lugares especiales para casarse en España

Pero una boda íntima también permite ser más creativo y original en la cuestión de la localización. Determinados espacios y fincas para bodas en Madrid, por ejemplo, están reservadas a este tipo de ceremonias nupciales, siendo una oportunidad que los wedding planners de bodas masivas no pueden aprovechar.

Mayor personalización

Dar un servicio personalizado y cercano a cada invitado es relativamente fácil cuando la lista de asistentes se reduce a veinte o treinta personas. Un número mayor de asistentes dificultaría esta tarea, y podría darse el caso de que algún familiar, amigo o compañero de trabajo sufra una falta de atención (los celíacos, por ejemplo, precisan una oferta gastronómica adaptada). Sin lugar a dudas, otra razón de peso para dejarse conquistar por las bodas íntimas en Madrid.

Etiqueta más flexible

Contra mayor sea la envergadura de un evento colectivo, mayor es la necesidad de organizarlo y regularlo. El resultado es un protocolo riguroso que tiende a convertir cualquier acto en una marcha marcial, y nadie desea que su boda sea un desfile militar, ¿verdad? Por el contrario, celebrar una boda pequeña con encanto en Madrid permite flexibilizar tanto el protocolo como la etiqueta.

El objetivo del dress code es, debe ser, garantizar la formalidad y solemnidad del acto y prevenir conflictos entre la vestimenta de las invitadas y el de la protagonista de la ceremonia. Pero un exceso de celo en las normas de etiqueta para bodas de noche o de día puede constreñir la libertad de los asistentes.

¿Qué hacer al respecto? Prescindir del dress code y, en su lugar, informar a cada invitado qué propuesta estilística estará reservada a la novia. Los asistentes podrán, a su vez, ponerse de acuerdo para evitar acudir a la boda con el mismo traje o vestido. Estos dimes y diretes amistosos serían imposibles en una ceremonia tradicional, pues cien o doscientos invitados jamás lograrían ponerse de acuerdo sin una norma establecida.

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